Siempre me han gustado, pero nunca logré que me salieran bien con la receta original que lleva papas, y los comprados no me gustan, les falta el saborcito de “hecho en casa”. Así que me pasé años sin poder disfrutar de los riquísimos ñoquis, hasta que un día fui a visitar a mi amiga Mónica y la vi amasando. “Ñoquis? Que rico! A mí no me salen”, dije con desilusión. “Hacelos sin papas, nunca fallan” fue su respuesta.
La receta fue pasando por muchas manos, yo los llamaba “Ñoquis Mónica” hasta que mi hija formó su familia y comenzó a divulgar la receta, pero le cambió el nombre: “Los ñoquis de la abuela”. Y así fue como pasé a formar parte de esa hermosa generación con comidas propias: “Las recetas de la abuela”.
Acá va:
Ingredientes:
375 cm3 de agua
375 cm3 de leche
50 gr. de margarina
600 gr. de harina común
3 huevos
Salsa a gusto
Preparación:
Hervir en una cacerola el agua y la leche con la manteca, sal y pimienta. Cuando rompe el hervor agregar la harina toda junta y sin piedad. Retirar del fuego e intentar mezclar todo para que la harina absorba todo el líquido. Si, a esta altura usted se pregunta cómo puede salir algo de eso. Tranquila, mézclele los tres huevos y vuélvase a preguntar lo mismo jaja
Déjelo enfriar, o entibiar al menos, para no quemarse y vuelque sobre la mesa enharinada. Deje de hacer esa cara de “nunca lograré formar una masa con esto” y póngase en acción. El amasado es bueno para fortalecer los músculos de los brazos, así que dele hasta que se forme una masa, agregando un poco de harina si viera que quedó algo blanda. Esto suele suceder si los huevos son muy grandes.
Una vez lograda la masa, haga tiritas finas no tan finas y corte en porciones de… centímetro y medio? Más o menos, según como le gusten. Páselos por ese odioso aparatito para marcar ñoquis que jamás aprendí a usar, o haga como yo y páselos por el tenedor. Déjelos descansar un rato sobre la mesa, separados para que no se peleen, digo… para que no se peguen y después el paso final: a la olla con abundante agua hirviendo con sal y un trocito de manteca… si quiere.
Se cocinan muy rápido, un minuto o dos. Sírvalos con la salsa que más le guste, queso rallado, un buen vino y la satisfacción que da la comida casera.